Blog del Gran Hotel Lakua

Bienvenidos al Blog del Gran Hotel Lakua de Vitoria-Gasteiz!!!!!

miércoles, 3 de agosto de 2011

¡Las fiestas!

Será el clima, serán las circunstancias, será el destino, el caso es que la nuestra ha sido tenida siempre por una ciudad pulcra, mesurada, trabajadora, metódica, cumplidora. En contadas ocasiones ofrecemos una tregua a nuestro modo de ser. Pero hay una semana en la que nos soltamos el pelo, en la que nos sacudimos los convencionalismos, la ocasión con mayúsculas, las fiestas en honor de Nuestra Señora la Virgen Blanca.

La ciudad se sumerge en una especie de estado febril transitorio. Y a fe que lo necesitamos. No siempre se puede ser serio en la vida. No todo es trabajo. De hecho, con mayor o menor fortuna, cada lugar organiza sus festejos.

Por la parte que nos toca, estamos muy orgullosos. Diré más: el orgullo colectivo, el sentido de pertenencia, es el rasgo que distingue a estas fiestas de otras similares. Confeccionar un programa es relativamente sencillo. Lo realmente complicado es conseguir que toda una población se sienta implicada, se sienta partícipe, henchida de espíritu festivo.

De ahí que cuando se juntan dos vitorianos en cualquier lugar del mundo un cuatro de agosto a las seis de la tarde, se descorche cava, se fumen puros, se feliciten las fiestas. Los que no están, lo hacen porque no están, pero se acuerdan. Los que están, decenas de miles de lugareños de todas las edades y condiciones, se sumergen de lleno en la fiesta.

Grandes y pequeños, ricos y pobres, naturales y adoptados, rompen su rutina, visten diferente, se muestran más abiertos y confiados, más acogedores. Todos, cada uno a su modo, viven y se sienten en fiestas. El forastero que aparezca por el centro estos días, tardará diez segundos en darse cuenta de que algo extraordinario sucede. Pensemos en los esfuerzos baldíos de otras localidades para dar un tono popular a la fiesta.

El tesoro de Vitoria es su sentimiento colectivo. Un tesoro frágil. Nadie sabe cuánto durará. Pero mientras lo haga, y para que perdure, mientras este sol brille para nosotros, os exhortamos desde aquí, desde el Hotel Lakua, a apurar del todo esa tregua que nos hemos concedido. Así pues, a comer, a beber, a bailar, a divertirse. Todos conmigo: ¡Viva la Virgen Blanca! ¡Viva Vitoria!.

Javier de la Fuente