La pasada Semana Santa, el hotel rebosaba de turistas. Y es que últimamente todo son buenas noticias para el turismo vitoriano. Las consultas en la flamante oficina de turismo han subido un 30%; es la capital vasca que mayores incrementos porcentuales viene teniendo, siquiera sea porque partía de cifras más modestas que sus hermanas; y es que aun con un aumento del 24% en 2010, sigue teniendo la mitad de turistas que San Sebastián, y un tercio de los de Bilbao.
Todo apunta a que poco a poco se va superando la rémora histórica del turismo vitoriano, esto es, el ser un lugar de paso entre destinos turísticos, al que apenas se dedicaban unas pocas horas, cuando no se paraba sólo a repostar o dormir. Va ganando peso como destino final, aunque su verdadero punto fuerte siga siendo todavía hoy su posición estratégica, que le sitúa a una hora escasa de automóvil de San Sebastián, Santander, Pamplona, Logroño o Burgos.
De hecho, la mayoría de nuestros huéspedes han gastado un día en visitar la capital alavesa, y otros dos en hacer excursiones a alguna de estas plazas. Turismo de tres días en puentes y vacaciones cortas. He aquí a un tiempo nuestro punto fuerte y nuestro límite. De ahí que haya quien piense que deberíamos anteponer el destino País Vasco a cada uno de los destinos concretos.
Hemos pasado de tener una política de venta de lo nuestro y de nosotros mismos poco incisiva y original, y por tanto no demasiado efectiva, a dar con algunas ideas brillantes. Véase las modélicas obras de restauración de Santa María y su lema “abierto por obras”. O la política ambiental sostenida que ha derivado en la concesión del titulo de “Green Capital” y que puede crear una nueva marca distintiva, la de ciudad verde. O Véase la feliz idea de hacer coincidir la Semana Santa con la Semana del Pintxo. Parece que se están haciendo las cosas razonablemente bien en este plano.
Así pues, el hoy invita a un cierto optimismo. Pero ¿y el ayer?; ¿por qué no hemos conseguido consolidar un destino turístico de primer orden?; ¿por qué cifras tan modestas?; ¿de dónde venimos?. Para explicarlo, iniciamos una serie dedicada al turismo vitoriano. Manos a la obra. Vayamos al pasado...
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